Catorce ripios al infatigable
arcano observador del frenesí,
cuya vehemencia inconmensurable
le inunda el desencuadre de sí.
Se trata del aliciente del alma,
la metáfora y su respiración,
una ley metafísica que calma
la peor intransigente maldición.
Con la política y sus vaivenes
desaloja la sala de espera
desde vetustas Mistificaciones.
Como donjuán espero te estrenes
y guardes en tu infinita galera
con la gran gama de Provocaciones.
A pulpín, quien me entusiasmó y ayudó a seguir con esta locura de (como él lo diría) compartir.